Demasiados filólogos, pocos ingenieros

balanzaMientras el elevador social funcionaba, en España ir a la universidad era garantía de conseguir después un buen empleo. Ahora que el ascensor parece haberse parado, cunde la idea de que tener un título universitario ya tampoco sirve de mucho para encontrar empleo. Y la realidad parece confirmarlo: mucha gente conoce a jóvenes con carrera universitaria y dos másteres haciendo de camareros o vendiendo en un centro comercial. Sin embargo, que nadie se llame a engaño. Si tener un título universitario no garantiza encontrar un trabajo, menos lo garantiza no tener estudios. Las estadísticas son claras: entre los titulados universitarios, la tasa de paro es muy inferior a la del resto. Otra cosa es qué tipo de título da más opciones.

En el año 2010, en plena crisis económica, 200.000 universitarios terminaron la carrera en España. ¿Qué ha sido de ellos cinco años después? Un interesante estudio del Instituto Nacional de Estadística —en el que se ha entrevistado a 30.000 de esos estudiantes— muestra que algunas carreras, como las ingenierías, siguen siendo un pasaporte seguro a un empleo de calidad. Otras, en cambio, como algunas filologías, conducen a itinerarios complicados que no siempre acaban en un trabajo de la especialidad estudiada. En febrero de 2015 casi el 8% de los titulados en 2010 no trabajaba aún y el 12% lo hacía como becario. Y entre los que trabajaban, uno de cada tres lo hacía en un empleo para el que estaba sobrecualificado. Solo dos de cada cinco tenía contrato estable. El resto era precario.

Las dos carreras con mejor salida laboral, con una tasa de empleo del 98%, son Ingeniería Electrónica y Medicina. De hecho, entre las 10 carreras con más éxito, ocho son ingenierías. Y por encima del 80% de tasa de empleo figuran también carreras sanitarias como Fisioterapia, Farmacia o Podología. No es sorprendente. Enfermos siempre habrá (otra cosa es que el sistema sanitario contrate a suficientes profesionales) y la electrónica sigue siendo la base de la producción industrial. Tampoco es casualidad que en tercer lugar figure el título de Ingeniería Automática, una especialidad llamada a tener un gran futuro, pues la robotización es el elemento central de la tercera revolución industrial. En el polo opuesto figuran las humanidades. Las distintas filologías y licenciaturas de Historia, incluida la de Historia del Arte, están por debajo del 64% de tasa de empleo. Con una excepción: la licenciatura en Historia y Ciencias de la Música, una rara avis que, con un 90,7% de tasa de empleo, se sitúa entre las titulaciones con mejores perspectivas.

El estudio no hace sino confirmar un problema crónico de la estructura universitaria española: la falta de adecuación de las titulaciones a las necesidades del mercado laboral. Hay muchos más títulos humanísticos de los que se necesitan, y menos ingenierías de las que la estructura económica podría absorber. Hace tiempo que se postula la necesidad de revisar la oferta universitaria, pero fuertes intereses corporativos lo impiden. No hacerlo, sin embargo, no solo supone un despilfarro de recursos públicos sino un fraude social del que los estudiantes son las primeras víctimas.

Fuente: Elpais.es (28/12/15)

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