La paradoja de la financiación rentable

 

Una gran paradoja de los últimos tiempos es la de los tipos de interés nominales negativos de la deuda pública de algunos países. Y como ocurrió, por ejemplo anteayer, con las subastas de deuda a corto plazo de Francia y Alemania, que colocaron letras con rentabilidad negativa. Países a los que se presta liquidez para recibir invariable y conscientemente menos. Países que obtienen financiación y a la vez ganan dinero. ¿Por qué Alemania o Francia, en algunos casos, les resulta hasta rentable endeudarse? Y desde el otro lado, ¿por qué hay inversores dispuestos a sacrificar dinero?

«En una circunstancia normal, esperas que la inversión te dé algo más que la inflación», comienza explicando Victoria Torre, responsable de análisis y producto de Self Bank. «Si el producto genera mucha seguridad, la gente lo solicita mucho y se empieza a pedir mucho dinero por él. Por ello, son aquellas posiciones que tienen la rentabilidad baja o incluso negativa», continúa Torre, en referencia a estos países que se financian de manera tan privilegiada.

«Si genera seguridad, la gente lo solicita y se pide mucho dinero por él»

Fue el 30 de noviembre de 2011 la primera vez en la cual la rentabilidad de la deuda soberana (alemana a un año, en este caso) se situaba en terreno negativo. El camino comenzado proseguía anteayer cuando el Tesoro alemán colocó 3.777 millones de euros en letras a seis meses a un interés del -0,049% y el Tesoro galo, por su parte, vendió 3.996 millones de euros en letras a tres meses por las que el interés medio se fijó en el -0,016%.

Para Miguel Arregui, experto de Analistas Financieros Internacionales (AFI), fundamentalmente esto se produce por la aversión al riesgo de los inversores. «Hay un binomio de rentabilidad/riesgo», comparten Arregui y Torres. «Generalmente los inversores priorizan la rentabilidad frente al riesgo, pero en el momento actual esto se ha dado la vuelta. Además determinados inversores institucionales no pueden hacer otra cosa», amplía Torre.

Esta es una de las claves de la paradoja de la rentabilidad negativa, la de que determinados inversores institucionales (algunos fondos de inversión) no puedan comprar deuda que esté por debajo de determinado «rating», por lo que se ven abocados a comprar esta clase de instrumentos, que empiezan a escasear. Según Arregui, algunos de estos fondos de inversión se están descapitalizando «porque la gente está viendo eso».

«Hay fondos de inversión que tienen directrices para invertir un determinado porcentaje en renta fija de emisores triple A. Como no hay mucho papel triple A, pasan este tipo de cosas», trata de especificar Arregui. Una demanda conservadora (en términos de riesgo) que sobrepasa a la oferta. Esta obligatoriedad por política empresarial hace que «a veces te interese más comprar el tres meses alemán, que el de diez años», interpreta Arregui, que matiza el mediatismo del signo menos delante: «Son tan poco rentables tanto la deuda a corto plazo vendida anteayer como la del bono a diez años, porque la inflación muy probablemente será superior a la rentabilidad ofrecida».

«Hay fondos que tienen que invertir en emisores de deuda triple A»

También encontramos otra causa para esta rareza en la financiación de los países, en la misma especulación intrínseca que se produce en los mercados. «Yo me compro un bono a 10 años y lo hago para cubrirme del riesgo de que pase algo gordo en el futuro próximo. Y también a la expectativa de que pase algo malo. Como le van a zurrar más a España, Alemania se verá beneficiada en términos de prima de riesgo y yo que he comprado el bono alemán gano dinero, ya que a pesar de que la rentabilidad sea muy baja, todavía va a bajar más y voy a ganar más», relata Arregui.

Otra razón más por la que se están comprando letras y bonos alemanes, a pesar de que la rentabilidad real es negativa, se encuentra en las coberturas «que hacen que tengas que comprar en corto». Por ejemplo, comprar bonos en España y Alemania, para que si se producen malas noticias que perjudican a la deuda española, lo compensas con el repunte positivo que se producirá consecuentemente en la deuda Alemana. «Es por la descorrelación entre los dos países. Baja uno, sube otro», esclarece el analista de AFI.

¿Y si el inversor prefiere guardarse su dinero debajo de un colchón? «Si se lo guarda debajo del colchón, va a sufrir una merma del valor por el coste del paso del tiempo, por la inflación», argumenta Arregui. «La misma razón que meterlo en un banco, que también tiene sus riesgos. Al final, el que elige Alemania lo hace porque se fía más de Alemania», razona el analista.

Fuente: ABC.es (15/8/12)

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