Los nuevos zares compran por las nubes

port-auth-downtn-manhattan-airport-map-1La última crisis ha planteado serias dudas sobre los mecanismos de creación y distribución de la riqueza en EE UU. También ha cuestionado el valor de la vivienda como activo de inversión y ha llevado a los economistas a preguntarse en voz alta si un inmueble en propiedad es la mejor opción para las rentas bajas. Vivir en una casa propia se está convirtiendo, otra vez, en un sueño imposible para muchos neoyorquinos. Sin embargo, no le sucede lo mismo a las grandes fortunas ni a los nuevos ricos de países emergentes.

Los brasileños, rusos y chinos (los ciudadanos de los BRIC) adoran Manhattan. Durante la recesión, su dinero permitió mantener a flote el mercado inmobiliario neoyorquino, y ahora está disparando los precios a niveles récord. Una emprendedora china acaba de dejar a la ciudad boquiabierta al comprar un apartamento por 6,5 millones de dólares (5 millones de euros) no para ella, sino para su hija de dos años, pensando ya en cuando la niña vaya a la universidad. La vivienda está situada en el One57, el que a finales de año se espera que esté terminado y ocupe con sus 306 metros el trono de rascacielos residencial más alto en EE UU. En ese mismo edificio, el ático —3.300 metros cuadrados en los pisos 89 y 90— se ha vendido por 72 millones de euros. Y ni siquiera es el más caro de Nueva York. El penthouse del Pierre sale al mercado por 96 millones. Perteneció a Martin Zweig, uno de los financieros que predijo el crac de 1987. Lo compró por 16,5 millones en 1999.

Nueva York, símbolo del sueño americano, es un imán para los extranjeros seducidos por la épica americana. Pagan al contado y eso agiliza las transacciones, un detalle apreciado por los que venden. Como indican en la inmobiliaria Elegran, la tendencia refleja los cambios en la economía global: “Los poderes tradicionales caen y los que se consideraban parte del tercer mundo crecen como nunca”.

Entre los futuros vecinos del One57 se encuentran miembros de la lista Forbes y fortunas de Canadá, Nigeria y Reino Unido. La mayoría de los 135 apartamentos del edificio están vendidos. Junto al penthouse y el apartamento de la millonaria de dos años, se han puesto a la venta siete viviendas de entre 35 millones y 40 millones. El coste del proyecto se estima en 1.100 millones. También incluye 210 habitaciones destinadas al hotel Hyatt.

Una emprendedora de Asia ha dejado a la ciudad boquiabierta al comprar un piso de lujo para su hija de dos años

Los apartamentos del edificio, situado a dos calles de Central Park, tienen una vista limpia sobre el pulmón verde de Manhattan, lo que supone un plus en el precio. Y eso es lo que atrae a los rusos, los que tienen el gusto por las propiedades más caras.

Estos nuevos potentados no se cortan al comprar sobre plano propiedades en Manhattan, donde el coste medio de una vivienda de tres habitaciones rondaba a comienzos de año los 1,8 millones de euros. Es una inversión rentable que durante la última recesión se mostró sólida. El valor actual de un inmueble de ese tamaño es un 525% más alto que en 1997. Para hacerse una idea de la progresión de los precios, basta recordar que en 2005 el dueño de SAC Capital compró por 18 millones un dúplex en los pisos 51 y 52 del One Beacon Court, el conocido como rascacielos Bloomberg. Su actual propietario, Steven Cohen, el financiero que acaba de comprar El sueño de Picasso, quiere venderlo ahora por 88 millones.

El precio medio de un apartamento en el segmento de lujo ronda los 2.685 dólares el pie cuadrado, unos 18.500 euros el metro. Eso en la zona media y alta de Manhattan, donde se encuentran la mayoría de los complejos residenciales para los pudientes. Al sur de la isla —Soho, Tribeca y Chelsea— los precios son ligeramente más altos: unos 2.777 dólares el pie cuadrado.

No solo el precio es disuasorio: además están los costes de mantenimiento y los impuestos municipales por el suelo, que en el caso del citado penthouse en el Pierre suponen 47.000 dólares al mes. Los que se avengan a pagarlos disfrutarán de una ventana de seis metros de altura en la habitación principal y una terraza que rodea todo el piso 42 para ofrecer una panorámica espectacular de la ciudad. Eso por no hablar del ascensor privado o de la sauna sueca.

Reproducción por ordenador de las vistas del One 57.

El edificio más preciado en este momento es el 15 Central Park West. Ahí el magnate ruso Dmitry Rybolovlev pagó 88 millones por un ático para su hija. El apartamento —que pertenecía a Sandy Weills, el banquero que convirtió Citigroup en un hipermercado financiero— no es una torre de cristal como lo será el One57. Se diseñó pensando en los edificios art déco que se alzaban a los pies del parque o en la Quinta Avenida. Su fachada está acabada a base de materiales que salieron de la cantera que alimentó la construcción del Empire State. Entre sus vecinos se encuentran el actor Denzel Washington, el banquero Lloyd Blankfein y el jugador de béisbol Alex Rodriguez, de los Yankees.

Las viviendas de lujo representan el 10% del mercado inmobiliario. Está por ver cómo le afecta a este el alza de impuestos a las rentas estadounidenses más altas, que siguen tirando del sector pese al desembarco extranjero. Ahí están los 54 millones que en junio pagó por un dúplex en el Ritz-Carlton el magnate de los casinos Steve Wynn, quien, por cierto, fue quien le vendió el Picasso a Cohen.

La escasez de inventario es una de las causantes de que los precios estén por encima del nivel previo a la recesión. La crisis paralizó las obras de grandes edificios en la isla. Ahora, vuelven a levantarse las grúas.

Las nuevas construcciones se concentran en alimentar la demanda del segmento más alto. Y eso seguirá elevando los precios buena parte de este año, porque las obras aún deben concluir. “La demanda de los superricos avanza a un paso extraordinario”, comentan en la inmobiliaria Corcoran. Esto provoca a su vez que se dispare el precio medio de la vivienda en el corazón de Nueva York. En el caso de los nuevos proyectos, subieron un 15% en el primer trimestre, de acuerdo con datos de esta agencia.

El ascenso mete presión a los vecinos de clase media de Manhattan, que no pueden permitirse esos precios.

El valor medio de la vivienda en la isla está en 820.500 dólares, según la inmobiliaria Miller Samuel y Douglas Elliman, un 6% más que en marzo de 2012.

Se espera que baje tras el atracón de final de año, porque la oferta está cambiando hacia apartamentos más pequeños, más baratos.

Fuente: Elpais.com (14/4/13)

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