Noruega antes y después del petróleo: la transformación del país modelo, en imágenes

Contaban Ignacio Vidal-Folch y Lars Bang Larsen en Grandes borrachos daneses, breve libro sobre la idiosincrasia de Dinamarca y de sus vecinos nórdicos, que Noruega siempre había sido considerada el primo pobre, algo paleto y vulgar de los países escandinavos. Y que esa imagen se mantenía hoy, aunque desde la envidia febril a la que les obliga el descubrimiento del petróleo en el Mar del Norte. Noruega, su prosperidad meteórica, encuentra un antes y un después en la llegada del crudo.

Así, Noruega había pasado de ser un cúmulo de pastores y pescadores repartidos por la oscura inmensidad de los montes escandinavos a convertirse en el ejemplo a seguir en el continente europeo, en el modelo por antonomasia de la socialdemocracia y el estado del bienestar. Cuando Noruega se encontró con inmensas reservas de petróleo en sus dominios territoriales, el país pasó de ser uno de los más pobres de Europa al más igualitario, el menos corrupto y el que, de forma sistemática, mejor puntuaba en todos los ránkings de bienestar y progreso del mundo.

Esa evolución también ha tenido reflejo a lo largo de las imágenes se han tomado del país. Por fortuna, el oscuro pasado de Noruega como país a la cola del continente y despreciado, por provinciano, por las más cosmopolitas Dinamarca y Suecia, fue inmortalizado a través de la fotografía. Y resulta en cierto modo apasionante observar cómo Noruega, desde sus poblados diminutos hechos de madera, se ha transformado a sí misma sin dejar de ser Noruega en toda su expresión.NoruegaAsentamiento campesino en Herdalssetra (1905, 2014), comarca rural noruega en Møre og Romsdal, provincia costera noruega. (Imagen: Peder Krohn y Oskar Puschmann)Noruega 2Rysstad i Setesdal (1888-2013), otra comuna campesina, en esta ocasión situada en Aust-Agder, provincia al sur del país. Como se aprecia, las infraestructuras de Noruega eran muy pobres en el siglo XIX. El país, muy montañoso, se repartía en núcleos pequeños de población generalmente aislados entre sí. (Imagen: Axel Lindahl y Oskar Puschmann)Noruega 3Noruega no se ha librado de fenómenos tan universales como el urbanismo desaforado. Flekkerøy, barrio a las afueras de Kristiansand, en Vest-Adger, era antiguamente un pequeño archipiélago hogar de pescadores y marineros locales. Su posición geográfica y la belleza de su paraje, ya en el siglo XXI, provocó que muchos noruegos comenzaran a construir casas por motivos turísticos. La zona se llenó de edificios pegados a la costa, y hoy está prohibido edificar a menos de 100 metros del mar.(Imagen: Anders Beer Wilse y Oskar Puschmann)Noruega 4En muchos sentidos, Noruega sigue siendo un país muy parecido al que era hace décadas. Este embarcadero cerca de Hellesund, en Vest-Adger, también al sur del país, lo prueba: apenas ha cambiado entre 1923 y 2005. (Imagen: Anders Beer Wilse y Oskar Puschmann)Noruega 10Lærdalsøyri, de nuevo en la provincia de Sogn og Fjordane. En la imagen de arriba, vemos cómo era la población en 1884. En la de abajo, cómo es hoy. Noruega le ha ido ganando terreno a sus valles, las únicas zonas habitables del país. Se observa cómo además de más casas, hay más árboles: al igual que en el resto de Europa, el retroceso de la agricultura ha permitido el resurgir de los bosques. (Imagen: Axel Lindahl y Oskar Puschmann)Noruega 11A día de hoy, la superficie dedicada a la agricultura de Noruega, antaño el método de subsistencia de gran parte del país, no supera el 3%. Los suelos del valles son inundables, y las montañas están plagadas de bosques. Por ello, en muchas ocasiones las granjas se construían en altura, por encima de las masas forestales. En la imagen, vemos una explotación intalterada (1920-2004) en Huskeliseter, en la provincia de Oppland. (Imagen: Anders Beer Wilse y Oskar Puschmann)

The Atlantic recogía ayer el archivo fotográfico de Tilbakeblikk, proyecto llevado a cabo por el Instituto de los Bosques y Paisajes de Noruega y el Norsk Folkemuseum. Ambas instituciones han recopilado diversas imágenes de Noruega tanto a principios del siglo XX como en nuestros días, pasando por algunas otras datadas a mediados de la pasada centuria. Están tomadas en las mismas localizaciones, de modo que nos permite observar cómo ha cambiado el país a lo largo del tiempo, y cómo la influencia del petróleo ha sido decisiva para la modernización y el progreso del estado.

En la web de Tilbakeblikk se puede explorar la totalidad del archivo fotográfico. Aquí sólo hemos seleccionado algunas. En líneas generales, muestran cambios notorios, pero no drásticos. Noruega, un país antiguo perteneciente a Suecia que no recuperó su independencia hasta principios del siglo XIX, es fuertemente nacionalista. Y los noruegos gustan de ver su identidad reflejada en sus tradiciones y en sus paisajes, aún hoy inmaculados. De ahí que la transformación urbana del país haya sido modesta, al menos en comparación a las de otros homólogos europeos.Noruega 5Hammerfest, en la provincia de Finnmark, en el extremo norte del país. La ciudad, tradicionalmente pesquera, fue arrasada en su totalidad por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Al igual que otras muchas europeas, se reconstruyó siguiendo las líneas de la arquitectura tradicional local. (Imagen: Axel Lindahl y Oskar Puschmann)Noruega 6Casas de madera en el interior de la provincia de Sogn on Fjordane (1905-2007), en la costa atlántica de Noruega. La zona, tradicionalmente muy pobre (el poblado que vemos no tiene salida al mar) continúa estando poco poblada, como la mayoría del país, pero se ha sacudido de encima las rudimentarias casetas en favor de otras más modernas, seguras y funcionales. (Imagen: Beer Wilse y Oskar Puschmann)Noruega 7A finales del siglo XIX, miles de noruegos emigraron hacia América en busca de nuevas oportunidades. Su éxodo es menos sonado que el de alemanes o italianos, pero los motivos fueron semejantes: falta de oportunidades y, en el caso de las zonas más rurales de provincias como Sogn on Fjordane, y un atraso crónico. En la imagen, vemos el pueblo de Turistsenter i Faleide, en Stryn, en 1885 y 2013. (Imagen: Axel Lindahl y Oskar Puschmann)Noruega 12Nyhusom, cerca del municipio de Sel, en Oppland, provincia del interior dedicada históricamente a la agricultura. En la imagen de arriba, tomada en 1926, observamos a un hombre con su caballo arando las poco productivas tierras de Noruega. El paso del tiempo y el giro hacia una economía de servicios ha provocado que la agricultura deje de ser el empleo típico de la población rural. Ahora, las áreas antes agrarias se emplean para fines de todo tipo, como propiedades privadas o públicas (abajo, en 2004). (Imagen: Anders Beer Wilse y Oskar Puschmann)Noruega 8Como se aprecia, el urbanismo noruego, en los pueblos del interior y costeros, ha permanecido más o menos inmutable en los últimos cien años. Las fotos de arriba representan a Kabelvåg, población ubicada en Nordland, largo enlace provincial entre las regiones árticas y las del sur del país. Pese a las mejoras evidentes en la calidad de los edificios y de las infraestructuras, la austeridad de los edificios y su urbanismo se mantiene en gran medida. (Imagen: Anders Beer Wilse y Oskar Puschmann)Noruega 9Seljestadjuvet, en el municipio de Odda, en la provincia de Hordaland, al suroeste del país. Los numerosos accidentes geográficos de Noruega provocaban que, en el siglo XIX (la foto de más arriba es de 1885) cualquier viaje entre valle y valle fuera una absoluta odisea. Carreteras empedradas y carruajes para moverse por un país complejo y montañoso, en comparación a las modernas y funcionales vías asfaltadas que vertebran hoy Noruega (en la foto de abajo, en la actualidad). La de arriba, sin embargo, era un hito para su época. (Imagen: Axel Lindahl y Oskar Puschmann)

Daneses y suecos aún observan con altivez a los noruegos, primos (nuevos) ricos cuyas raíces tradicionales siguen muy presentes en la vida diaria del país, como bien refleja Dan Elloway en The Xenophobe’s Guide to the Norwegians. Pese a todo, las imágenes del presente definen a Noruega como un estado moderno y saludable, bonito y acomodado. Una suerte de arcadia idílica donde se dan la mano lo mejor del pasado (el paisaje rural, el folclore) y del presente (la prosperidad).

Fuente: magnet.xataka.com (3/11/15)

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