Hace no tanto tiempo era muy habitual presenciar la misma escena en bares y restaurantes españoles al filo de la medianoche, o incluso más tarde. Mientras los atiborrados comensales apuran sus chupitos de crema o licor café, los camareros, aburridos en la barra, juegan al Candy Crush esperando a que se decidan a terminar para poder limpiar e irse a casa. Hoy, esa imagen es menos común que nunca. El cliente prefiere comer, y si cena, la noche no se alarga tanto.
Quien describe la imagen es Roberto Navidades, dueño de Casa del Apio y A Terra del Apio en Aranjuez, que hace poco abrió el melón en redes sociales: esta Navidad sus clientes prefieren el mediodía a la noche. “Tengo más o menos 400 reservas para diciembre, mes por excelencia para reuniones de amigos y compañeros”, contaba en X hace unas semanas. “60 son para cenar. Cómo ha cambiado el cuento”. Desde entonces, nada ha cambiado, explica a El Confidencial: “Tenemos los servicios de comidas completamente llenos en diciembre, y poco a poco, se están llenando los huecos para cenar, pero porque no queda otra alternativa”.
Es una de las comidillas en el sector de la restauración. Cada vez menos gente sale a cenar de noche, y cuando lo hace, gasta menos, lo que obliga a que los restaurantes optimicen recursos. “El cliente disfruta más comiendo que cenando”, explica Navidades. “La cena ya no es el momento en el que más facturas así que optas por reforzar otros”. Es decir, el mediodía, cuando es más fácil alargar: “Si un grupo llega a las dos de la tarde, lo normal es que se quede tres horas y media, cuando no cuatro, pero por la noche si entras a las diez, a las doce estás fuera”. Y el cliente quiere socializar.
De ahí que la estrategia de muchos restaurantes de gama más alta sea reforzar el personal los fines de semana a mediodía frente a la noche e, incluso, prescindir del turno nocturno. Uno de los ejemplos es La Tasquería, que ha optado por no abrir los sábados y domingos por la noche, aunque por una razón de conciliación. Saben que si quisieran, estarían también llenos, pero prefieren encontrar el equilibrio entre que las cuentas salgan y su descanso.
En Madrid es cada vez más habitual cerrar fines de semana; en Ávila sería impensable
“Si abriéramos, podríamos alcanzar una facturación mayor, pero también intentamos que los trabajadores estén contentos”, explica su chef y alma máter Javi Estévez, que reconoce que si lo hace es porque puede permitírselo, algo común a otros restaurantes de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde no es tan raro que algunos establecimientos cierren todo el fin de semana: “En Ávila, Segovia o Cádiz sería impensable, son ciudades donde lo normal es cerrar entre semana y abrir los findes”. En verano se ve obligado a abrir porque la facturación baja y las cuentas no saldrían.
Un caso semejante es el de TreZe, el restaurante de cocina de mercado de Saúl Sanz, que cierra los sábados por la noche «por eso que ahora se llama modernamente conciliar«. Aunque también tendría el restaurante lleno si lo abriese, también es consciente de que «el tiempo no vuelve» y prefiere pasar esos momentos con sus hijos. El primer paso fueron los domingos, el siguiente los sábados, cuando se lo pudo permitir. Un cambio total de tornas: «Llevo 25 años con esto, y antes lo normal era cerrar el sábado por la mañana y abrir por la noche, ahora es al revés».
Para F. Xavier Medina, catedrático de Antropología de la Alimentación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), es un tema complejo. “No es que las cenas hayan perdido importancia, sino que ahora se suele compensar con más posibilidades de comida, antes la única alternativa era salir a cenar después del trabajo, y ahora la gente prefiere dedicar el tiempo a la comida y tener la tarde-noche libre y descansar más, para no tener que llegar tan tarde a casa o simplemente para madrugar al día siguiente”.
Aunque se trata de un proceso que ya había comenzado, la pandemia lo aceleró, como muestran los informes publicados por AECOC (Asociación de Fabricantes y Consumidores), que en su edición de 2022 mostraba que el 27% de los consumidores habían adelantado sus horarios de comidas y de cenas y que el 39% salía menos a cenar, pero iba más a bares y restaurantes durante el mediodía. Uno de cada tres consultados tomaba el aperitivo fuera de casa, y un 57% salía de copas o cañas por la tarde, por un 55% que lo hacía por la noche. Eso de cenar a la una de la mañana es impensable en la España de 2025. Como explicaba su autora Marta Munné, responsable de estudios Shopperview en AECOC, “lo que vemos es un trasvase nocturno al diurno, la mitad nos dicen que han reducido sus momentos de ocio nocturno y lo han trasladado a la tarde e incluyen nuevos momentos entre comidas como el afterwork o el brunch, que antes eran más esporádicos”.
¿Un cocido para cenar?
No es solo una cuestión de cambio de costumbres horarias, sino también de hábitos alimenticios. Hay un determinado tipo de adulto urbanita que se cuida, hace deporte y come bien al que la típica cena de toda la vida no le encaja. “¿Qué cenamos todos hoy? El que no quiere complicarse, se compra una ensalada Florette, y el que se sofistica un poco a lo mejor compra lomo y se hace un sándwich, cuando no se come directamente dos yogures”, ironiza Navidades en referencia a esa adoptada austeridad en las cenas.
«Es preferible no abrir de noche porque el ‘ticket’ es mucho más bajo»
Como recuerda el restaurador, “los tickets medios por la noche son sustancialmente menores, porque cenan menos y pasan menos tiempo”. Uno de los comentarios habituales en el gremio durante la pandemia era que casi mejor no abrir de noche, porque muchas mesas de cuatro terminan cenando con un entrecot para dos. Como añade Sanz, no solo era un ticket más bajo, sino que también abundaban las cancelaciones.
“Las ingestas importantes que se suelen hacer en las comidas con amigos o los compañeros de trabajo son muy superiores a lo normal, si eso lo hacías de noche, terminabas en la cama con la barriga llena: problemas para dormir y también de digestión”, recuerda. El insomnio nos ha concienciado. “El hecho de comer de día y tener toda la tarde y parte de la noche para que todo eso baje te da posibilidades de digerir mejor, de pasearte después de comer y aprovechar mejor la tarde”. El porcentaje de veganos en España ronda el 11,4%, según los estudios de The Green Revolution, y también ha aumentado el número de personas que siguen una dieta sin gluten o sufre algún tipo de intolerancia.
Para el antropólogo, la subida de precios ocasionada por la inflación es otro factor clave. “Los precios se han incrementado y la gente no tiene ganas de gastarse tanto dinero, y por lo tanto también consume más platos para compartir, más baratos y bebe menos alcohol, que es una de las cosas que más hace subir las facturas”, explica. Eso también provoca que elijan mucho más el momento de salir a comer, y cuando lo hacen, lo aprovechen más como un evento social.
Navidades no cree que el factor económico sea tan importante según su propia experiencia, porque la gente que sale a comer está dispuesta a gastarse lo que haga falta en postre o bebida. “El cliente que sale o bien a comer o a cenar no tiene un problema de dinero”, valora. Lo que ha desaparecido son las pantagruélicas cenas de cuadrilla que precedían a una noche de fiesta. El cliente habitual son parejas “que socializan un rato, que piden dos platitos, y que tienen unos límites muy marcados”.
La situación es diferente entre semana, cuando la noche ha quedado como reducto para cenas de empresa, eventos familiares muy puntuales o congresos. “En nuestra ciudad hay mucha reserva de hotel para eventos de coaching o alguna celebración personal, ya no hay cuadrillas”, recuerda Navidades. “Hay mucha mesita de farmacéutica, de laboratorio fotográfico, algún importador que pasa por allí…”
El domingo a las nueve, todos frescos
Es la consecuencia final de la mentalidad “aprovechar el domingo por la mañana” que descubrimos durante la pandemia, cuando no había donde ir por las noches. Como bromea Navidades, es habitual ver la puerta de los Jardines de Aranjuez llena de runners a las nueve de la mañana de un domingo, algo impensable hace poco. La vida social española se ha desplazado desde la noche hasta el día, algo que también se refleja, por ejemplo, en los horarios cada vez más europeos de los conciertos o en la desaparición de las sesiones golfas de los cines.
«Si abres a las once te hundes, la gente está en la cama a la una»
En una entrevista con A Voces de Carabanchel, el Indio, fundador y director de la sala de conciertos Gruta 77, hablaba de esta extinción del sábado noche. “Después de la pandemia, la gente se acuesta antes”, explica. “Nosotros abríamos a las once de la noche antes, y ahora abrimos a las nueve y media. Ni pensar abrir a las once: si lo intentas te hundes. La gente está en la cama la una”. La sala abrió sus puertas hace un cuarto de siglo con una licencia hasta las seis de la mañana. Ahora “cerramos a las cuatro y media porque nos vamos cuando no queda nadie”, añadía.
Otro factor que ha influido es el aumento de la demanda de viajeros de otros países, recuerda Medina. “Desde que tenemos una mayor influencia del turismo, principalmente del europeo, los restaurantes abren antes, lo que quiere decir que la gente está cenando desde una hora mucho temprana”, recuerda. Estévez, de La Tasquería, coincide: “Tenemos un público extranjero importante, el año pasado probamos a abrir entre semana a las 19:30 y la gente venía”, explica. “Es raro que el público nacional venga a cenar a las 22:30, y antes era muy habitual”.
Si el recorrido habitual del español medio un sábado cualquiera solía ser cenar tarde, salir de copas y levantarse a la hora de misa, ahora eso solo ocurre o en zonas más rurales o entre veinteañeros. Para sus compañeros de generación, el recorrido sabatino es cada vez más parecido, concluye Navidades a sus 54 años: “Ha salido a tomar el vermú, ha comido bien y se ha tomado su copa, a eso de las seis o siete sabe que toca un grupo de tributo, posiblemente ochentero, más tarde se toma un bocata para que la resaca sea menor y a las diez ya está en casa”. Y mañana, el domingo, será otro día.
Fuente: elconfidencial.com (22/11/25) pixabay.com