Adiós a las etiquetas medioambientales de la DGT: les han pegado un buen palo y puede ser su final

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) arremete contra las etiquetas medioambientalesCon su reclamación defiende a los propietarios y conductores de algunos vehículos a los que las etiquetas perjudican.

La organización entiende que el sistema de clasificación de vehículos según las emisiones contaminantes no refleja la realidadY como estas etiquetas son la base de las restricciones, se causan perjuicios injustamente a un buen grupo de usuarios de vehículos.

Por lo tanto, solicita que se analice en profundidad el sistema.

¿Cuál es el problema que detecta la OCU en los distintivos medioambientales?

Según la OCU, la categorización de los vehículos se realiza en función de la tipología del motor, pero no atiende a las emisiones reales. Si el objetivo es reducir la contaminación, el tipo de motor no es lo que importa. Lo que hay que controlar son las emisiones contaminantes del vehículo. El método actual de asignación de etiquetas no se fija en esas emisiones.

Este es el argumento principal con el que la organización se planta firme en un posicionamiento que hace temblar los cimientos de la estructura que había creado la DGT.

La realidad exige cambios y los usuarios festejan la iniciativa de la OCU

La organización que defiende a los usuarios es muy cauta en sus opiniones. Reconoce que el sistema tiene objetivos muy nobles que es necesario mantener. Cuando las etiquetas medioambientales fueron creadas, hace 10 años, el mecanismo fue bien recibido.

Se trató de una manera de concretar la toma de conciencia de que conduciendo tal o cual vehículo se atentaba contra el aire limpio que se necesita para vivir. La gente empezó a entender que ciertos vehículos generaban una contaminación inaceptable.

Y en este sentido, sigue siendo útil. Es decir, que la OCU no pide que se eliminen las etiquetas. Reclama que se revise el criterio según el cuál se otorgan.

El problema comenzó a visualizarse con las restricciones de acceso a las ZBEEs ahí donde comienzan los problemas para los usuarios que la OCU defiende.

Estas restricciones se sostienen en las etiquetas. Con el sistema actual, se perjudica a muchos conductores, especialmente de bajos recursos y trabajadores. Se limita el ingreso de sus vehículos a determinadas zonas cuando, en realidad, sus coches no perjudican más que otros que sí ingresan. Y todo por una etiqueta diferente.

¿En qué casos se basa la reclamación de la OCU para decir que el sistema es injusto?

La OCU ha realizado un análisis de las contaminaciones reales de diferentes tipos de motores y de vehículos. Ha estudiado las emisiones de los que reciben las mejores etiquetas medioambientales. Y en esta investigación, ha constatado algunas contradicciones entre etiqueta ecológica y contaminación.

Dos ejemplos que la organización usa para sus reclamaciones: el Mercedes-Benz CLS 600 4Matic y el BMW X5 M Competición, también híbrido. Ambos tienen un consumo medio superior a los 12 l /100. También incluye en la lista el Mercedes-AMG S 63 E, híbrido enchufable que recibe etiqueta CERO emisiones, la misma de los coches eléctricos, aunque su consumo cuando funciona con gasolina supera los 12 l/100.

Como contraste en la comparación, la OCU menciona el Toyota Aygo X Cross, con motor de gasolina y un consumo homologado de 4,8/100, al que se le asigna la etiqueta C.

Por lo tanto, la organización que reclama solicita que se revise el sistema de etiquetas en función de emisiones reales. El actual provoca situaciones en las que un utilitario barato de gasolina, con poco consumo y bajas emisiones, no puede transitar por determinadas zonas. Mientras que un híbrido enchufable con un consumo y emisiones elevadas, circula y estaciona sin problemas.

La DGT se demora en la reacción, por lo que la OCU está solicitando el apoyo de los usuarios para que se tomen medidas sin más dilaciones.

Fuente: eladelantado.com (3/11/24) pixabay.com

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