Bienvenidos al Taylorceno, la era del optimismo, la empatía y la emoción de Taylor Swift

Dicen que la semana pasada fue el día de la marmota, pero nos engañaron: el día de la marmota es hoy. ¡Bien, excursionistas, arriba! La única diferencia con la película es que en vez de sonar Sonny & Cher en la radio despertador, la voz que volvemos a escuchar esta mañana es la de Taylor Swift.

Porque como cada día de nuestras vidas, hoy Taylor Swift también ha triunfado.

No machaque la radio despertador, espere a escuchar esto.

La ganadora por cuarta vez del mejor álbum del año en los Grammy, el premio más importante de la música de EEUU, se ha impuesto a algunas de las grandes estrellas de pop de su generación, como Lana del Rey o Miley Cyrus, y a la nueva generación, como Olivia Rodrigo y SZA, pero visto en retrospectiva, ahora que sabemos el resultado, solo podemos preguntarnos: ¿cómo nos atrevimos a pensar que realmente cualquiera de ellas podía competir con esta gigantesca máquina de triunfar?

Nada ni nadie puede perturbar el liderazgo de Taylor Swift en la cultura global. La persona que definió 2023 según la revista Time es el eje en torno al que pivota el mundo. Y lo es desde hace bastantes años, aunque su liderazgo rubio y sonriente se ha ido agigantando progresivamente hasta alcanzar el año pasado unas proporciones descomunales, como esa Barbie de 30 metros de altura que ven las niñas al principio de la película de Greta Gerwig. Es un grado de influencia inalcanzable para cualquier otro músico, cineasta, escritor o artista y hoy sabemos que en 2024 nada va a cambiar.

Así que, amigos excursionistas, bienvenidos a la edad del Taylorceno, donde una chica amable, educada, alegre, optimista, femenina, idealista, empática, sensible y creativa puede imponer sus reglas sin recurrir a lo que identificamos tradicionalmente con la forma masculina de ejercer el poder. Es la más escuchada del mundo en las plataformas de streaming, la que más discos vende y está ofreciendo la gira más lucrativa de la historia, con más de mil millones de euros recaudados hasta ahora (única parada en España, el 30 de mayo en Madrid).

Algunos ejemplos. Un día de 2015, Taylor Swift hizo un comunicado en el que criticaba a Apple Music por no pagar derechos de autor a los músicos durante su periodo de prueba gratuito y amenazó con quitar su disco 1989 de la plataforma. Al día siguiente, Apple Music cambió su política. Con Spotify mantuvo una pulso más largo y complicado: en 2014 publicó una tribuna de opinión en el Wall Street Journal y retiró sus canciones de la plataforma durante casi tres años, lo que forzó a que el propio CEO, Daniel Ek, respondiera a la estrella. Tras una opaca negociación logró llegar a un acuerdo que respondía a sus expectativas. Pero no solo es capaz de cambiar las reglas de la industria de la música.

Esta chica de apariencia ingenua ya no es aquella chica, sino una poderosa joven mujer que se desengañó un poco y que ahora tiene agarrado el mundo con su mano de porcelana. Los analistas políticos de EEUU creen que puede tener un papel clave en las elecciones de noviembre. La cantante, guitarrista, compositora y productora de Tennessee pidió el voto demócrata en 2018 (ganó Biden), tras muchos años de evitar posicionarse políticamente. Y las empresas han aprendido mucho de su forma de crear una marca increíblemente global en una época de productos de nicho y fortalecerla por medio de una comunidad de seguidores a los que ha apoyado directamente, fomentando su relación entre ellos. Por eso hoy las campañas de difamación o las teorías conspirativas apenas hacen daño al producto Taylor Swift.

Cuando el pasado fin de semana X, el antiguo Twitter, se llenó de fotos pornográficas falsas que usaban la imagen de la estrella generada con inteligencia artificial, Swift no necesitó hacer ningún comunicado para forzar un cambio en la política de Elon Musk: la red social bloqueó de manera excepcional todo ese contenido.

Su enorme influencia en los comportamientos colectivos llega a innumerables campos: es una dominación mundial que parece extenderse por todas las áreas. Barbie quizá no habría existido ni funcionado igual si no hubiera coincidido en el tiempo con el girl power de Taylor, rubia encarnación de la mujer moderna actual. Más cine: el éxito de la película de la gira The Eras Tour (por supuesto, la más vista de la historia en su género), ha provocado que ese formato se haya puesto de moda. El propio concepto de ese concierto, un recorrido de tres horas y media por todas las eras de su carrera, que ya abarca 17 años, está cambiando la forma de concebir las giras.

El inicio de la propia gira, cuando Ticketmaster colapsó por la alta demanda, provocó una investigación federal y la reacción del presidente Biden sobre el gigante de la venta de entradas. Incluso se ha estudiado el impacto económico de la gira: los asistentes a los conciertos gastan mucho más que el público medio (con viajes que incluyen a personas que no van al concierto, como padres y madres, con un poder adquisitivo alto).

Todo esto sucede mientras está lanzando sus seis primeros discos en nuevas grabaciones por su conflicto con su discográfica original, Big Machine Records, y con el propietario de los masters, el controvertido manager Scooter Braun. Esa decisión, aparentemente suicida, es una de las mejores muestras de la determinación y el control de su lugar en el mundo de Swift y encarna la lucha del creador contemporáneo frente a la gran industria (siendo ella, al mismo tiempo, el símbolo de la gran industria).

Y algo tan simple como su noviazgo con Travis Kelce ha irrumpido en el deporte como un tornado: el mismo día que saltó el rumor de su relación se disparó la venta de camisetas del jugador y de merchandising de su equipo, los Kansas City Chiefs, y la final de la Super Bowl parece ahora estar condicionada por la presencia o no de la megaestrella.

Por eso y mucho más, si hoy buscamos el centro del universo sería una canción de Taylor Swift. No suponen un riesgo, pero pueden ser una pequeña aventura. Es casa, espacio seguro y conocido: proporcionan seguridad. Una de esas crónicas emocionales, de apariencia sincera y vulnerable, en las que la gente busca las respuestas a cada enigma y a cada desafío de la vida. Son las Meditaciones de Marco Aurelio de nuestro tiempo: ante cualquier duda, consulta a Taylor.

Fuente: elmundo.es (4/2/24) pixabay.com

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