Un colegio británico «confisca» las videoconsolas a sus alumnos con la complicidad de los padres

«Mire usted, no quiero que mi hijo siga usando esto, así que se lo doy a la escuela hasta que su conducta mejore»… Todo empezó con un padre «arrepentido», entregando la consola de su hijo al colegio porque se quedaba en vilo por las noches y tenía síntomas de adicción a los videojuegos.

La escuela secundaria King Solomon Academy de Londres (KSA) ha abierto la veda en el Reino Unido ofreciendo un programa de «confiscación» de videoconsolas, móviles y aparatos electrónicos a todas las familias que lo soliciten. Los padres pueden, o bien hacer una entrega «simbólica», o bien requerir ayuda al centro para «confiscar» los aparatos a domicilio (cuando sus hijos se resisten y para evitar conflictos).

«La idea ha partido de los padres, que han sido los primeros en requerir nuestra ayuda», confiesa el director del centro, Max Haimendorf, en declaraciones a The Sunday Times. «Otras veces han sido los propios alumnos quienes han reconocido que juegan con las videoconsolas, los ordenadores y los móviles durante la noche, y al día siguiente presentan síntomas de estar exhaustos en el colegio».

La decisión de entablar la «complicidad» tecnológica con los padres ha dado también como resultado «un mejor rendimiento escolar y una mejora de la conducta de los estudiantes». La academia KSA, que acoge gran número de alumnos en una de las zonas más desfavorecidas de Westminster, presume de tener unos de las puntuaciones más altas de Londres en las pruebas del Certificado General de Educación Secundaria (GCSE).

El colegio privado de primaria Acorn School ha creado también escuela en la capital británica con su política «no tech»: prohibidos los móviles, las tabletas y hasta los ordenadores, tanto en la escuela como en casa (con la colaboración total de los padres, que firman un compromiso para sus hijos «intenten crecer y vivir sin pantallas» al menos hasta los doce años).

Un estudio realizado por la Universidad de Oxford en el 2015 llegó a la conclusión de que los niños que juegan a las videoconsolas tres horas al día tienen más posibilidades de ser hiperactivos, son más propensos a la violencia y pierden el interés en el aprendizaje en la escuela.

El fundador de Games Workshop, Ian Livingstone, se ha sumado al debate alegando que los niños adquieren muchas veces habilidades más útiles a través de los videojuegos que la escuela. En Nueva York, la escuela Quest to Learnha sido pionera en la creación de un modelo educativo que pone el juego -y los videojuegos- en el centro el currículum. La escuela facilita a sus alumnos ordenadores portátiles y tabletas como herramientas de aprendizaje.

Fuente: Elmundo.es (12/4/17) Pixabay.com

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