Lanzarse en plancha sí vale

El lanzamiento en plancha de Shaunae Miller en la final de atletismo de 400 metros de los Juegos Olímpicos de Río, y su proclamación como ganadora de la carrera, es legal. Lo que cuenta en las llegadas a meta de atletismo es el tronco, independientemente de la altura a la que se cruce la meta. “La llegada de Miller es perfectamente legal; no cuenta el cuello, no cuentan los brazos, es el tronco el que determina el tiempo”, explica Simón Iglesias, presidente de Comité Nacional de Jueces de la Real Federación Española de Atletismo.

foto finish

 

El atleta puede entrar tras una voltereta con las piernas por delante, que se seguiría determinando su tiempo por el tronco a la altura de las partes bajas. Podría entrar de costado, de espaldas o arrastrándose, como ocurre en ocasiones en las distancias más largas. Siempre y cuando no se moleste a los otros corredores, cuando los jueces podrían contemplar la descalificación. “En este caso la entrada es limpia. Personalmente, hasta tengo dudas de que Miller se tire; la intencionalidad habría que preguntársela a la atleta, pero da la impresión de que le falla la rodilla derecha en el último impulso, de que se trastabilla desde bastante más atrás”, zanja Iglesias.

El reglamento es bastante claro: “Los atletas serán clasificados en el orden en que cualquier parte de sus cuerpos (esto es, el tronco, pero no la cabeza, el cuello, los brazos, las piernas, las manos o los pies) alcance el plano vertical del borde más próximo de la línea de llegada”, según el artículo 164.2 del reglamento de competición de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) para 2016/2017. Miller, cerca del suelo, fue la más rápida en la final de 400 metros femeninos. Su cuerpo llegó antes que el de la segunda, Allyson Félix, a la altura del inicio de la línea blanca de 50 milímetros de anchura. Exactamente como se puede apreciar en la foto de llegada de la final, con las líneas verticales rojas que se utilizan para determinar el tiempo.

Otro asunto es si lanzándose con los brazos por delante se gana tiempo. La pista, además, es como una lija a esas velocidades, con la posibilidad de lesionarse. Al perder el apoyo de los pies con el suelo se pierde también la posibilidad de conseguir un último impulso, con lo que el competidor más cercano podría adelantarse en la última zancada. “A esas alturas de una carrera olímpica de 400 metros, donde las atletas llegan casi sin oxígeno, extenuadas, no creo que tengan tiempo de pensar si tirándose ganarán tiempo”, opina Iglesias.

La bahamesa Miller, de 22 años, lo detuvo en 49,44s, lo que supone la mejor marca personal de su carrera. Siete centésimas más rápida que Allyson Felix, segunda, que con 49,51s marcó el mejor tiempo de su temporada. Esta última, dueña de nueve títulos mundiales, conserva su mejor marca personal en esta distancia en los 49,26s que consiguió el año pasado en los Mundiales de Pekín. En esa carrera Miller terminó segunda.

A diferencia de la final de los 400 metros masculinos, donde Wayde van Niekerk consiguió batir un récord del mundo que se remontaba a 1999 dejándolo en 43,03s, en la competición femenina quedan lejos los astronómicos y debatidos 47,60s de Marita Koch, la alemana del Este que sigue ostentando el récord del mundo desde 1985.

Un conocido precedente de alcanzar la meta cayéndose se encuentra en el maratón de los Juegos de la Commonwealth de Glasgow 2014. La namibia Beata Naigambo llegó tambaleándose y se dejó caer sobre la meta. Ni siquiera ganó la carrera, pero en una disciplina tan competitiva como la del atletismo, cruzar con el tronco es lo más importante.

Fuente: Elpais.com (16/8/16) 

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