«Visionario», «el mayor transformador de la historia del comercio marítimo», «uno de los pocos hombres que han cambiado el mundo», «uno de los grandes innovadores del siglo XX» o «el padre del contenedor marítimo» son algunos de los calificativos que ha recibido Malcom McLean durante su vida, sin duda el hombre que cambió el transporte marítimo gracias a la creación de contenedores.
Hasta hace tan solo unos meses, muy pocos le daban la importancia al uso de contenedores, pero todo cambió con la famosa crisis de las cadenas de suministros, ocasionada por la pandemia del coronavirus, que dejó por el camino una cantidad desenfrenada de muchos de los productos que hoy en día consumimos regularmente. Y es que la globalización económica no puede entenderse sin el transporte marítimo de mercancías.
El gran artífice de todo esto no es otro que Malcom McLean. Este empresario estadounidense nacido en 1913 tuvo la brillante idea a comienzos de la década de los 50 en modernizar el sistema logístico de los barcos con contenedores. Una vez en el muelle del puerto de Nueva Jersey, McLean estaba observando a los estibadores descargar camiones cuando se le ocurrió que todo sería más fácil si el remolque del camión fuese de quita y pon para así poder depositarse sin más en el barco.
McLean estaba convencido de que su idea podría revolucionar el futuro del comercio internacional, aunque lo más difícil vino después, cuando llegó el momento de convencer a todo el gremio del transporte marítimo, tanto las compañías de camiones, navieras, puertos y sus propios sindicatos, que se resistían a la idea porque la mayor parte de los estibadores perdería su empleo. Todo eran dificultades, pero McLean no frenó en su empeño y finalmente consiguió el apoyo del ejército de los Estados Unidos, siendo estos su primer gran cliente.
Vietnam se convirtió en la base de lo que hoy es el sistema de comercio internacional
Con todo esto, el 26 de abril de 1956, 58 contenedores salieron desde el puerto de Newark (Nueva Jersey) hasta Houston, Texas, a bordo del SS Ideal-X, un viejo petrolero de la Segunda Guerra Mundial reconvertido en carguero. Cuatro años más tarde, en 1960, se llevó a cabo la maniobra más importante. El ejército vio en la idea de McLean la solución a sus problemas para enviar equipamiento militar a Vietnam, y ‘el Visionario’ aprovechó este acuerdo para traer los contenedores llenos de carga útil de la que en esos momentos era la economía que más rápido estaba creciendo, como era la de Japón.
Con el paso de los años, la evolución de este sistema logístico es evidente. Ahora, toda la gestión del transporte marítimo se dirige desde unos ordenadores que controlan cada uno de los contenedores que se mueven. Los refrigerados se colocan en el casco, donde hay electricidad y monitores de temperatura, y los más pesados van al fondo. Hoy en día, los barcos son responsables de aproximadamente el 90% del comercio mundial. Cada año se envían por mar unos 2.000 millones de toneladas de manufacturas, materias primas y otros productos. Todo gracias a Malcom McLean y su idea revolucionaria.
McLean falleció en su casa en el East Side de Manhattan el 25 de mayo de 2001 a los 87 años, de paro cardíaco. Su muerte llevó al Secretario de Transporte de EEUU, Norman Yoshio Mineta, a declarar lo siguiente: «Malcom revolucionó el transporte marítimo en el siglo XX. Su idea modernizó la carga y descarga de los barcos, que hasta entonces se había realizado básicamente de la misma manera que usaban los antiguos fenicios hace 3.000 años, resultando en un transporte de bienes mucho más seguro y barato, más rápido y con mejor servicio. Le debemos tanto a un visionario, «el padre de la contenerización».
Fuente: eleconomista.es (21/12/21) pixabay.com
Más información: