¿Cómo nació la tarjeta de crédito? El dinero de plástico que surgió de un olvido

La utilizamos casi sin darnos cuenta y se ha convertido en un elemento imprescindible en el estilo de vida actual, pero, ¿desde cuándo llevamos en nuestras carteras la tarjeta de crédito?

Dinners club

Su origen se remonta a la primera década del siglo XX en Estados Unidos cuando, en 1914, la compañía Western Union creó una tarjeta para sus clientes más selectos que les permitía acceder a un trato preferente y tener una línea de crédito sin cargos.

Años después, otras empresas -hoteles, grandes almacenes o compañías gasolineras (la General Petroleum, en 1924)- emitieron tarjetas de crédito para sus clientes. No obstante, su expansión se frenó por el hecho de que estas tarjetas sólo se podían utilizar en áreas geográficas y establecimientos concretos y, sobre todo, debido al crack bursátil de 1929.

«Olvidé mi cartera…»

Pero la creación del concepto tarjeta de crédito tal y como la conocemos hoy en día nació de un acontecimiento ocurrido en 1949, cuando Frank McNamara, director de la Hamilton Credit Corporation, invitó a dos amigos -su abogado, Ralph Schneider, y Alfred Bloomingdale- a un elegante y lujoso restaurante en Nueva York.

En el momento de pagar la cuenta, McNamara se dio cuenta de que había olvidado el dinero. Aunque su esposa le rescató de este contratiempo, se propuso no volver a pasar esa vergüenza de nuevo. Para ello pensó en un sistema por el cual una persona pudiera demostrar su respetabilidad de crédito en cualquier lugar que visitara.

Así, uniendo la búsqueda de un sistema seguro y personal de pago a crédito junto con la comodidad de pagar en varios establecimientos con la misma tarjeta, McNamara creó en 1950, junto a Ralph Schneider, Diners Club (Club de Cenadores, haciendo referencia a la famosa cena). La primera tarjeta se la ofrecen a 200 personas, la mayoría amigos personales y conocidos. Catorce restaurantes de Nueva York aceptaron el uso de la tarjeta en sus establecimientos.

El crecimiento rápido de Diners Club

Aunque la forma era muy similar a las actuales, el primer material utilizado para ellas fue un tipo de papel, con las condiciones de aceptación en el reverso. Al principio el sistema era sencillo, ya que todos los socios de Diners Club eran conocidos por el personal de restaurantes y hoteles que aceptaban unirse al sistema, les bastaba firmar como garantía de pago a futuro.

El negocio se expandió tan rápidamente que Diners Club tuvo que cambiar sus oficinas tres veces: empezó en la planta 24 del Empire State Building, luego se trasladó a la 32, para acabar finalmente en el piso 77. Al finalizar el año, 20.000 personas poseían tarjetas Diners Club.

El modelo de negocio se basaba en hacer de intermediario entre el establecimiento y el comprador, cobrando una comisión por transacción al primero y una comisión de mantenimiento (3 dólares anuales en 1951) al segundo, a cambio de un pago aplazado a final de mes sin intereses.

En 1951, las grandes ciudades en las que la tarjeta ya se aceptaba incluía, además de Nueva York, Miami, Boston, Chicago, Los Ángeles y San Francisco. En ese año, ocho agencias de alquiler de automóviles acordaron aceptar la tarjeta. En el mes de enero de 1951, 35.000 personas poseían una Diners Club, en marzo se alcanzaba la cifra de 42.000; en enero, 285 establecimientos aceptaban la tarjeta, en marzo el número aumentó a 330.

Siguió creciendo y no tuvo competencia hasta 1958 cuando se lanza la primera American Express -de la compañía de servicios financieros homónima, que ya emitía giros y cheques de viaje-, y nacieron BankAmericard (conocido actualmente como VISA) e Interbank Card Association (la actual MasterCard). La tarjeta de crédito moderna había nacido.

Foto: tarjeta del año 1990. Diners Club.

La tarjeta de crédito en España

En abril de 1971 se lanza la primera tarjeta bancaria en España por parte del Banco de Bilbao. En alianza con BankAmericard, esta primera tarjeta de crédito permitía el pago total a fin de mes o el aplazamiento con un porcentaje del 10% del saldo dispuesto, contando con un límite máximo de 25.000 pesetas.

El éxito de este revolucionario medio de pago, admitido también internacionalmente, se tradujo en que en ese año el Banco de Bilbao emitió en España 742.000 tarjetas, frente a la previsión inicial de 215.000. Además, en los tres primeros meses desde el lanzamiento, un total de 5.200 comercios ya aceptaban la tarjeta como medio de pago.

En 1974, los bancos españoles Banco Central, Hispano Americano, Español de Crédito y Santander se alían para fundar 4B. Sería la primera de las tres grandes redes de tarjetas en España, a la que se incorporaría, un año más tarde y como unión de todas las Cajas de Ahorro, Red 6000 (actualmente Euro 6000).

Posteriormente llegaron los años de implantación y extensión de la tarjeta bancaria, una etapa en la que resultó esencial el nacimiento de VISA (1976). Asimismo, otras entidades que acabarían conformando BBVA, como el Banco de Vizcaya o el Banco Exterior de España también se lanzaron a emitir sus propias tarjetas.

Todo había comenzado con un simple, pero trascendental, olvido… El dinero de plástico cambió nuestra forma de vivir, de consumir, robó protagonismo al dinero tal y como lo conocíamos. Pero la evolución en las formas de pago con las nuevas tecnologías es ya una realidad que también está dejando en segundo plano a las propias tarjetas de crédito.

Fuente: Eleconomista.es  (24/2/16)

Sobre Tarraco 4383 artículos
Asesoría de empresas Gestoría Tarragona

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.




Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.