Cómo saber si el mantenimiento de un coche será caro

Filtro de partículas. Se encarga de retener las partículas sólidas que se producen durante la combustión de los motores diésel para evitar que sean expulsados a la atmósfera a través del escape, pues son muy contaminantes.
Algunos de estos filtros -sobre todo en motores de hace unos cinco años- requieren de mantenimiento en la revisión de los 120.000 km, algo que obliga a reponer un aditivo que les permite funcionar -no es demasiado caro: ronda los 25 euros-. Eso sí, en caso de que el filtro se averíe, su coste es elevado: sustituir el de un Citroën C5 2.0 HDI de 2004 cuesta 718 euros.
Correa de distribución. Es la responsable de coordinar el movimiento interno del motor -tanto gasolina como diésel- por lo que, sin ella, éste no puede funcionar. Hasta ahora, su vida media ha sido de 120.000 km, y su coste de sustitución es de 650 euros.
Sin embargo, en la actualidad cada vez más motores emplean una cadena metálica -que no requiere sustitución, como los propulsores TSI de Volkswagen por ejemplo- y, los que emplean correas, comienzan a utilizar unas con una vida media de 240.000 km ?como en el actual Ford Focus-.
Batería en coches muy equipados. Cuanto más equipamiento tecnológico tenga un vehículo, mayor debe ser la capacidad de su batería. Esto provoca que la batería de un urbano con un equipamiento básico ronde los 80 euros, mientras que la de la versión más equipada del mismo modelo puede superar los 120 euros -por ejemplo, la de un Renault Clio 1.2 o un Renault Clio RS-.
Inaccesibilidad mecánica. Los coches que tienen un vano motor muy pequeño, o con muy poco hueco para poder cambiar piezas, son más caros de mantener, pues el coste de la mano de obra es mayor porque se invierte más tiempo en acceder a la pieza.
Un ejemplo curioso es el Renault Modus: cambiar una simple bombilla de corto alcance supone unos 55 euros -lo normal es que no pasase de 10 euros en otros modelos-, pues el vano motor es tan inaccesible que obliga a desmontar el paragolpes delantero para extraer el faro y, después, sustituir la bombilla. Por el contrario, cambiarlas en un Volkswagen Beetle resulta bastante sencillo: basta con retirar la tapa de la parte posterior del faro, desconectar la clema de la lámpara, extraerla e instalar la nueva. Su coste no llega a 9 euros.
Neumáticos Run Flat. Cuentan con los flancos reforzados, de manera que, si una rueda se pincha y se queda sin aire, son capaces de soportar el peso del vehículo, algo que permite seguir circulando durante unos 200 km sin superar los 80 km/h. Los llevan de serie la mayoría de los modelos de Mini y BMW, por ejemplo.
Sin embargo, un neumático Run Flat cuesta en torno a un 15% más de media que uno equivalente normal y, en caso de que haya circulado más de 50 km con él pinchado, no se puede reparar, por lo que tendrá que sustituirlo.
Además, si sus ruedas están ya a medio uso -más de unos 15.000 km-, esto le obligará a cambiar también el otro neumático de ese mismo eje -si lleva una rueda nueva en un lado y otra un tanto desgastada en el otro, el coche no irá bien: tenderá a desviarse, se producirá un desgaste irregular y más acusado…-.
Más cilindros, más gastos. Contar con un motor de seis cilindros en vez de uno de cuatro, por ejemplo, implica un mayor coste de mantenimiento. Así, si es de gasolina, llevará seis bujías en vez de cuatro -su vida media es de 60.000 km y pagará unos 40 euros más- y, si es diesel, empleará seis calentadores en vez de cuatro -su vida media es de 120.000 km y pagará unos 50 euros más-. Además, suelen ser motores más grandes, por lo que necesitan más aceite para su lubricación. Pagará, de media, unos 25 euros más en cada cambio de aceite.
Cambio automático. Este tipo de transmisiones necesitan sustituir su aceite cada 60.000 km de media, algo que no ocurre en los cambios manuales -sólo se sustituye si existe una fuga o, por precaución, a los
250.000 km aproximadamente-. El coste de dicha operación ronda los 60 euros.
Tracción total. Se refiere a los sistemas de tracción que, normalmente, sólo envían par motor a dos ruedas y, en caso de que patinen, conectan la tracción a las cuatro ruedas. Es, por ejemplo, el caso de los sistemas de tipo Haldex. Estos dispositivos también necesitan cambiar el aceite que tienen en su interior cada 60.000 km, de media, y su coste ronda los 80 euros.
Stop&Start. Este sistema detiene automáticamente el motor -cuando, por ejemplo, nos paramos en un semáforo o en un atasco- para volver a arrancarlo en cuanto levantamos el pie del pedal de freno o accionamos el del embrague.
Esto consigue reducir el consumo hasta un máximo del 20% si sólo se circula en ciudad pero, a cambio, para funcionar necesitan que el coche lleve una batería más potente y mucho más cara: si, de media, una batería normal ronda de media los 100 euros, la de un coche con Stop&Start cuesta desde 250 euros aprox. La vida media de ambas baterías es de cinco años.
Tracción total permanente. Este tipo de sistemas transmiten siempre toda la fuerza del motor a las cuatro ruedas. Esto suele provocar que los cuatro neumáticos se desgasten al mismo tiempo, por lo que tendrá que cambiarlos todos a la vez -en un coche con tracción a un solo eje, muchas veces basta con cambiar sólo dos, normalmente los delanteros-.
Volante bimasa. El embrague de los coches manuales tiene una vida media de unos 120.000 km, en función del tipo de conducción; cambiarlo tiene un coste medio de 500 euros. Sin embargo, si el vehículo lleva un volante bimasa -muy habitual en motores turbodiesel TDI, HDI, TDCI, etcétera; consigue reducir las vibraciones al levantar el pedal del embrague para que el inicio de la marcha sea más suave-, el coste de sustitución llega a los 1.200 euros de media.
Amortiguadores adaptativos. Son aquellos que pueden variar su dureza de forma automática para ofrecer mayor comodidad o una superior estabilidad. Su vida media es superior a la de un amortiguador normal -120.000 km aproximadamente-, pero su coste también resulta mucho más elevado: por ejemplo, cada amortiguador delantero convencional de un Opel Astra actual cuesta 105 euros. Si ese mismo Astra lleva suspensión adaptativa, cada amortiguador sale por 320 euros.
Faros de xenón. Estos faros iluminan mucho más y mejor que las tradicionales bombillas halógenas y, además, su vida media es muy superior -si no se utilizan a diario, es posible que superen los 10 años; las normales, comienzan a perder intensidad a partir de los cinco años-. Sin embargo, cuando empiezan a desfallecer, emiten una luz amarillenta y menos brillante.
Si esto ocurre, tendrá que cambiar el balastro -el elemento que genera la luz-, operación que, por su complejidad y peligrosidad -puede electrocutarse al manipularlo-, tendrá que realizar obligatoriamente en un taller: el precio medio ronda los 200 euros por faro -cambiar una bombilla normal cuesta, de media, 10 euros-.
Llantas de gran tamaño. El tamaño de las llantas de su coche incide directamente en el precio de los neumáticos. Si su vehículo utiliza unas llantas normales -de 14, 15 o 16 pulgadas-, lo común es que pague menos que si utiliza unas de 17, 18, 19 pulgadas…
Por eso, si va a comprar un coche nuevo, fíjese en la medida de llantas que lleva y, también, tenga en cuenta que el coste se puede disparar en caso de que instale, en opción, unas llantas aún más grandes.
Escobillas flexibles. Existen dos tipo de escobillas parabrisas: las metálicas ‘de toda la vida’ y las flexibles, que son totalmente de goma. Estas últimas son más silenciosas y se adaptan mejor a la forma de la luna, por lo que son más eficaces. Eso sí, cuestan el doble: unos 24 euros de media unas normales y unos 50 euros unas flexibles. Tanto unas como otras duran, de media, un año.
Techo eléctrico en cabrios. Este tipo de techos -tanto de lona como metálicos- también necesita mantenimiento, sobre todo para engrasar su mecanismo. Se realiza, de media, cada 60.000 km, si bien su coste no es elevado: 40 euros de media.
Navegador. Si su coche lleva navegador de fábrica, debe tener en cuenta que, para actualizar la cartografía, tendrá que acudir a su concesionario. En función de la marca y del tipo de cartografía que adquiera -de España, de Europa…- el precio oscila entre los 60 y los 130 euros y conviene actualizarlo cada dos años.
Neumáticos. Ojo a la medida del neumático: una determinada medida de llanta se puede ‘combinar’ con neumáticos de diferentes medidas, pudiendo existir notables diferencias de precios entre ellas. Por ello, pregunte en su taller si su coche puede instalar una medida equivalente más barata que la que lleva: desde el punto de vista legal y dinámico ambos neumáticos serán idénticos
Airbags. Este elemento tiene una vida media de 10 años o hasta que se activan en un accidente. A partir de esa fecha, nadie asegura que pueda funcionar correctamente y, en caso de fallo, se encenderá una luz de avería en la instrumentación con la que no podrá pasar la ITV. El coste de sustitución de un airbag es, de media, de 600 euros.
Pretensores pirotécnicos. Son los encargados de tensar los cinturones cuando se produce un accidente y, para ello, emplean una pequeña carga explosiva. Por eso, cada vez que actúan, hay que sustituirlos -en la actualidad, los llevan todos los coches-Su coste medio es de 200 euros cada unidad.
Botiquín y extintor. Si su coche lleva estos dos elementos, tendrá que sustituirlos cada cinco años. Reponer el botiquín le costará, de media, 25 euros. El precio de un extintor de 450 ml es de unos 50 euros de media.

Fuente: Autofácil.es

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