El truco de un Premio Nobel para estudiar cualquier cosa de manera sencilla

Si tienes dentro de poco un examen y estás luchando por intentar sacar el máximo partido a tus días de estudio, tal vez te interesa la técnica desarrollada por Richard Feynman, ilustre Premio Nobel de Física en 1965. A pesar de lo complejo que puede sonar el término «electrodinámica cuántica», disciplina a la que dedicó gran parte de su tiempo y esfuerzo, a lo largo de toda su carrera se esforzó por demostrar que no hay nada más fácil de aprender que lo simple.

«No debes engañarte a ti mismo, ya que eres la persona más fácil de engañar», fue una de sus frases más célebres. Con ella quiso dar a entender que no hay nada sumamente complicado en el mundo del conocimiento o del aprendizaje, somos nosotros en ocasiones quienes lo convertimos en una tarea agónica. Así, la técnica que patentó trata de descomponer conceptos enrevesados y a simple vista muy complejos de entender a sus elementos más básicos, para más tarde volver a juntarlos todos construyendo una base sólida que de pie a la adquisición de nueva información.

La mejor forma de aprender algo es imaginar que tienes que explicárselo a un niño o a una persona que no sabe nada del tema

Feynman no tuvo una educación muy convencional, ya que se interesó por las matemáticas de forma natural y a una edad muy temprana, lo que posiblemente le dio las ganas y las fuerzas de adentrarse en el misterioso mundo de la física, que por aquel entonces se encontraba en su máximo apogeo, cristalizado en el Proyecto Manhattan, en el que entró a trabajar a la corta edad de los 20 años.

¿En qué consiste, pues, la técnica de aprendizaje de Richard Feynman? Básicamente en poder explicar algo a otra persona. En el momento en que no puedes hacerlo es porque no has entendido nada. Esta máxima también la aplicó a su vida académica, despreciando toda doctrina científica demasiado elaborada o pretenciosa dirigida a confundir, más que a aclarar. De algún modo, lo que propuso el físico fue simplificar al máximo los enunciados que se supone que debes aprender de memoria, de tal manera que cuando vayan subiendo de nivel en los razonamientos, tan solo tengas que agregar nuevas capas de información. Aunque en un principio lo patentó de cara a aprender matemáticas, también puede servir para estudiar historia o literatura, ámbitos de estudio en los que parece que lo único que debes hacer es memorizar.

Selecciona un concepto

En primer lugar, debes reducir todo a unos pocos términos o conceptos, como si fueran ‘tags‘. Si puedes, redúcelo a solo uno. Tan solo debes anotarlo en una hoja, como si fuera el inicio de un árbol genealógico o esquema.

Desarróllalo

Justo después y en la parte inferior deberás explicarlo. Pero no te limites a copiar el resumen que pueda aparecer en un manual. Redacta de forma sencilla y comprensible, con tus propias palabras. La mejor forma para hacerlo es imaginarte que se lo tienes que explicar a un niño o delante de una persona que es la primera vez que escucha dicho concepto. Entonces, tendremos una mayor conciencia sobre lo que ya sabemos y de lo que aún no. Al desglosar el concepto en ideas sencillas descubriremos que ya no es tan difícil como nos podía parecer y que podemos establecer conexiones o ejemplos con otros conceptos más fáciles.

Revisa y completa la información

Una vez esté el concepto desarrollado y explicado, será el momento de reparar en él y en aquello que no llegamos a entender del todo. Solo cuando puedas desglosar el tema de estudio en términos más simples lo habrás entendido. Para hacer más sencilla y llevadera la tarea, prueba a hablarte a ti mismo en voz alta o como si se lo estuvieras diciendo a un niño. Cuando te quedes en blanco, revisa lo que te falta y completa la información.

Reescribe y simplifica

Tienes que volver a la premisa inicial de explicar la idea de la forma más fácil. Hasta que no logres dar con una explicación llana y natural no puedes saltar a otros conceptos más complejos, estén o no relacionados con el ya aprendido. Por ello, si algo no ha quedado claro o sigue resultando demasiado complejo, vuelve a los pasos anteriores. Y, cuando ya creamos que tenemos todo lo esencial aprendido, deberemos volver a intentar explicárselo a alguien que no sepa nada del tema.

Fuente: elconfidencial.com (10/2/22) pixabay.com

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