
La administración Trump quiere que el dispositivo se fabrique en el país, pero los componentes y las cadenas de suministro que lo hacen funcionar muestran por qué eso es muy poco práctico.
En 2013, Motorola anunció que iba a demostrar que fabricar en el país no era tan caro. Pero doce meses después, la fábrica de Fort Worth, Texas, cerró ante unas ventas decepcionantes y unos altos costes. Si Donald Trump se sale con la suya, Apple será la próxima compañía tecnológica en probar esta teoría. La administración Trump quiere que el gigante de los móviles pueda fabricar sus iPhone en Estados Unidos en lugar de en China. Los expertos en cadenas de suministro creen que el proyecto de Trump sufrirá los mismos problemas que tuvo Motorola, de hecho, prevén que un iPhone podría costar hasta 3.500 dólares si se ensambla por completo allí.
El problema principal para trasladar la producción a Estados Unidos está en mover las sofisticadas cadenas globales de suministro construidas durante décadas que sostienen las operaciones de Apple en China. “Al principio eran los bajos costes laborales”, afirma Andy Tsay, profesor de sistemas de información en la Universidad de Santa Clara. “Pero se quedaron en China, y ahora están allí para bien o para mal. China es rápida y flexible, por lo que ahora es algo más que costes laborales bajos”.
Apple planea retirarse poco a poco de China, pero el principal beneficiario será India, donde han estado desarrollando una cadena de suministro alternativa durante casi una década y ahora planea ensamblar todos los iPhone vendidos en Estados Unidos.
Hace veinte años, el principal atractivo de China para compañías tecnológicas como Apple podría haber sido la interminable oferta de mano de obra barata, que aún es una ventaja relativa sobre Estados Unidos. Pero la cadena actual de suministro del iPhone utiliza unos procesos específicos para componentes individuales construidos en casi una docena de países en Asia, anclados después a un grupo de proveedores en China.
Los expertos afirman que desarraigar esa mezcla de organización, escala y aprendizaje sería imposible durante el periodo de presidencia de Trump. “Es muy improbable trasladar el ensamblaje de iPhone a Estados Unidos”, según un informe compartido por la firma de investigación TechInsights. “La cadena de suministro de los móviles está profundamente arraigada en China, respaldada por ingenieros cualificados y un gran número de trabajadores de ensamblaje”.
Rentabilidad
Apple envía más de 230 millones de iPhone cada año –el equivalente a producir 438 por minuto–. La capacidad de la compañía para producir a escala significa que gana casi 400 dólares –aproximadamente un margen neto del 36%– con cada iPhone 16 Pro (256GB). TechInsights estima que el ensamblaje final y las pruebas cuestan solo 10 dólares; las baterías 4 dólares; la pantalla táctil 38 dólares.
Para esta intrincada cadena de suministro son cruciales las empresas que prestan servicios de manufactura electrónica, como la taiwanesa Foxconn, que ensambla la mayoría de los iPhone vendidos globalmente. Con el tiempo, Foxconn ha crecido y movido las líneas de producción de acuerdo con las necesidades de Apple: primero en un complejo de factorías al sur de China, después diversificando a otras localizaciones del país, en el sudeste asiático y ahora en India.
En 2010, con ayudas, rebajas fiscales y otras ventajas, Foxconn se gastó 1.500 millones de dólares en construir la ciudad iPhone en Zhengzhou, que produce casi el 50% de los iPhone mundiales, afirma Erik Woodring, de Morgan Stanley. “Ese es el coste de construir la fábrica, no de ponerla en marcha, con un máximo de 350.000 empleados”. Pero Foxconn y otros socios más pequeños de ensamblaje como Pegatron de Taiwán y Luxshare de China solo integran componentes fabricados por otros cientos de empresas. Todo, desde las lentes para las cámaras y los revestimientos hasta las distintas placas de circuitos y sustratos que componen el iPhone, son fabricados en China y el sudeste asiático. El grueso de los iPhone (en torno al 85%) se siguen ensamblando en China, y el resto se fabrica en India.
La proximidad de los proveedores y fabricantes es crucial para la productividad de Apple. “Existen muchas ventajas para la cadena de suministro en términos de velocidad y calidad de la comunicación e innovación en el diseño del producto y el proceso”, afirma Tsay, el profesor de la Universidad de Santa Clara. “Eso significa que puedes comunicarte con tu proveedor muy fácilmente. Y cuando pones un océano entre el cliente, en este caso Apple, y el proveedor de componentes, existen desventajas”, añade.
Este ecosistema electrónico es la razón por la que mover el ensamblaje a Estados Unidos “introduce ineficiencias”, según Wamsi Mohan, de Bank of America. “Si no se hace todo con una cercanía, es complicado”.
Y aunque Apple consiga encontrar fabricantes alternativos para algunos componentes del iPhone, otros solo tienen una fuente. La taiwanesa TSMC, el mayor fabricante de chips del mundo, suministra el principal procesador. Aunque la compañía asegura que la producción en masa de estos procesadores comenzó en Arizona en enero, los expertos afirman que no existe reemplazo para los chips producidos en Taiwán y Corea del Sur.
Trasladar por tanto la producción a Estados Unidos requeriría años si no décadas de inversión coordinada en automatización, herramientas, infraestructura y formación. Incentivar a los fabricantes extranjeros de componentes para que construyan fábricas en Estados Unidos también sería un desafío.
Incertidumbre
La incertidumbre política es otro problema, afirma Tsay. “El sistema estadounidense tal y como está, donde todo puede cambiar cada cuatro años, no es propicio para la inversión empresarial. Cuando la gente y las empresas invierten necesitan tener un horizonte más largo que ese”.
Mark Randalle era vicepresidente de Motorola cuando ésta era propiedad de Google y quería construir una fábrica de móviles en Estados Unidos. La idea no era imposible, asegura, pero “sabía que iba a ser muy difícil”. Los costes laborales de Estados Unidos requeridos para transformar las materias primas en bienes acabados son “bastante más altos” que en otros lugares del mundo, afirma. Estados Unidos, por ejemplo, tiene escasez de ingenieros mecánicos. Para un traslado masivo de la fabricación electrónica a Estados Unidos, “estamos hablando de miles de ingenieros”.
Los aranceles son “una pesadilla” cuando se trata de modelar los costes de una nueva planta, añade Randalle. “De ahí que las empresas no reaccionen a corto plazo a los cambios que estamos viendo hoy. Tienes que ser muy estratégico y saber dónde vas a largo plazo”.
Apple utiliza 187 proveedores en 28 países para fabricar las 2.700 piezas que conforman un iPhone
Una mirada más profunda a la cadena de suministro de las tres partes de los últimos modelos de iPhone ilustra las complejidades de mover la fabricación a Estados Unidos, en una industria que requiere años para hacer incluso cambios incrementales.
El componente de la pantalla táctil que actualmente se fabrica en Estados Unidos es la cubierta, producida por Corning, que fabrica cristales para Apple en el estado de Kentucky, aunque la compañía también tiene instalaciones en China e India. Pero la pantalla OLED que ayuda a preservar la vida de la batería e integra una capa multitáctil que permite la interacción sobre la pantalla la fabrica Samsung en Corea del Sur. Las partes electrónicas clave que hacen que la pantalla sea funcional se combinan en fábricas de China, antes de que este componente se transporte a la planta de Foxconn para combinarse con el resto del iPhone.
El marco de metal es esencial para el desafío de prescindir de China en la cadena de suministro de Apple. En la mayoría de modelos, a la cubierta se le da forma a partir de un bloque de aluminio usando máquinas de control numérico de alta precisión (CNC). Wayne Lam, analista de TechInsights, afirma que el proceso depende de un “ejército” de estas máquinas que los proveedores de Apple en China han pasado años acumulando y que actualmente no pueden reproducirse en otros lugares. “Si Apple se trasladara, no habría suficientes máquinas CNC que puedan comprar para cubrir la escala del ecosistema de China”, asegura.
Incluso el componente más sencillo del iPhone –sus tornillos diminutos– son complejos. Están hechos de diferentes materiales dependiendo de su función, y tienen un número de cabezales. Pero es este proceso de los tornillos el que se suma a los retos a los que se enfrentaría la compañía si la producción del iPhone se moviera a Estados Unidos. El diseño de Apple, diferente a otras marcas de móviles, no utiliza pegamento para unir el marco, y los analistas dicen que para Foxconn es menos costoso contratar personal para el proceso de los tornillos que invertir en soluciones robóticas.
iPhone. Apple produce 230 millones de móviles cada año, lo que equivale a fabricar 438 por minuto.
Con una plantilla en Estados Unidos que probablemente no quiere hacer ese tipo de tareas repetitivas con un salario que sostendría los márgenes de beneficio de Apple, un proceso de fabricación requeriría automatización –una tecnología que aún está por desarrollar–.
La dependencia de la industria tecnológica de los elementos de las tierras raras es otra complicación para Apple. El lantano, por ejemplo, es un metal raro usado en la batería del iPhone para ampliar su vida, así como para mejorar los colores de la pantalla. El disprosio también se usa para el color y la función de vibración. La mayoría de estos materiales, esenciales para los chips y las baterías, se extraen y procesan en China. Estados Unidos depende en un 70% de China para los componentes y metales de las tierras raras que importa. Empresas como Apple se surten directamente de allí. Esto da a China poder y ya está imponiendo restricciones a las exportaciones de estos metales como respuesta a los aranceles de Trump.
Alternativas a China
Bajo el liderazgo de Tim Cook, Apple ha encontrado fuentes alternativas y rutas para componentes clave. Mientras la compañía sortea la guerra comercial de la administración con Pekín, los analistas dicen que Apple continuará llevando parte de la fabricación a países como India, Vietnam y Brasil.
Apple ha profundizado en sus relaciones con India y planea trasladar el ensamblaje de todos los iPhone vendidos en Estados Unidos a este país el próximo año, lo que supondría duplicar la producción de la nación. “La estrategia de fabricación de Apple ha consistido en centrarla en países donde obtiene ventajas geográficas, incentivos gubernamentales y mejores costes, y donde tienen demanda interna”, afirma Neil Shah, analista con sede en Bombay y cofundador de Counterpoint Research.
India no solo ofrece apoyo gubernamental y costes más bajos que China, también tiene ingenieros de software de habla inglesa y una gran base de consumidores. “India es el segundo mercado de móviles del mundo, y potencialmente podría ser el primero”. Un 16% de los iPhone se fabricaron globalmente para Apple el año pasado en India, estima Shah, y la proporción podría subir al 20% este año. “Todas las estrellas están alineadas para que India sea el destino alternativo a China”, añade Shah.
Brasil, a medio camino entre India y China en costes, afirma Shah, podría ser una opción más favorable para Apple si Estados Unidos siguiera adelante con su amenaza de poner un 26% adicional de aranceles a India. Con un mercado más grande que el de Vietnam, Apple podría enviar sus teléfonos desde Brasil al resto de Latinoamérica, Canadá y Europa occidental, junto con Estados Unidos.
TechInsights prevé que el coste de un iPhone 17 aumentará entre un 10 y 30%.
Morgan Stanley sugiere que Apple podrá mantener a raya la subida de los precios a medio plazo con varias medidas, incluyendo más ensamblaje en India, o compartiendo la carga de la subida de costes con los proveedores. “Este es un momento crucial para Apple por su dependencia de China y la naturaleza dual de esa dependencia”, dice Tsay. “¿Va a dejar China que Apple se vaya tan fácilmente? China también necesita a Apple”.
Fuente: expansion.com (4/5/25) pixabay.com